Cuando recuperó la consciencia vio la luz amarillenta de la bombilla que colgaba del techo. No recordaba que le había pasado. Tal vez, había perdido el equilibrio. Sus piernas no tenían la vitalidad de antes. Sentía un fuerte dolor de cabeza. También advirtió molestias en el estómago. Se palpó y, al mirarse, tenía la mano manchada de sangre. Se asustó. Quiso reincorporarse, pero no pudo. Todo él era un quejido, cómo si una jauría le mordiera con toda su furia. Intentó reptar hacia el móvil que también estaba en el suelo. Entonces, se dio cuenta de que había luz en el pasillo. Pero lo que le aterrorizó, fue escuchar unas voces que decían: «¡Ya hemos cogido todo lo de valor! ¡Vaya mierda! ¡Vamos a ver si ya la ha palmado el viejo y nos vamos!». Él intentó aguantar las lágrimas, el dolor y la respiración. Después, cerró los ojos y se hizo el muerto…
Las palabras son: CONSCIENCIA / BOMBILLA / EQUILIBRIO / VITALIDAD / FURIA
Fotografía de pawel szvmanski en Unsplash
uf, qué pesadilla. Muy bien narrado, comos siempre.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz sábado
Muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarFeliz fin de semana.
Besos.
Real como la vida misma. Gracias por tú relato, bien relatado. Un abrazo
ResponderEliminarMargarita, muchas gracias por tus palabras.
EliminarBesos.