Mi padre siempre ha sido un hombre pacífico, nunca pierde la calma. Para su cumpleaños le regalé unas entradas para que fuésemos al fútbol. Al principio permaneció tranquilo, aunque, poco a poco, fue metiéndose en ambiente y soltaba algún ¡uy! si nuestro equipo fallaba un gol. Pero, cuando el árbitro no pitó un clarísimo penalti a nuestro favor, se transformó. Como si fuese una película de cine de terror surgió un monstruo de su interior. Comenzó a insultar y quería saltar al campo. Intenté apaciguarlo, fue imposible. Decidí sentarme, coger sus palomitas y contemplar el espectáculo que estaba montando.
(las palabras son: calma - fútbol - cine - terror - palomitas)
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