domingo, 11 de febrero de 2018

UN, DOS, TRES, AL ESCONDITE…




   Un, dos, tres, al escondite… siento su llave buscar la cerradura una y otra vez.
  Un, dos, tres, al escondite… escucho sus pasos, calzados en alcohol, tambalearse por el pasillo otra vez.
   Un, dos, tres, al escondite… no debo quedarme quieta, antes que las niñas, tengo que pagarla yo otra vez.
   Un, dos, tres, al escondite… no puedo abrir la última puerta y me atrapa de una vez.
   Un, dos, tres… golpes otra vez.
   Un… dos… tres… se acabó el sufrimiento de una vez.

Fotografía: Alejandro Solis

            

2 comentarios:

  1. Hola Javier, qué decirte? Muy duro, pero muy bueno. Me quedo sin palabras ante tu maestría para narrar lo inenarrable.
    Besitos

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    1. Hola, Conchi, muchas gracias por tu comentario. Tienes toda la razón, es duro, pero es una realidad que nos rodea, que hay que denunciar y que ojalá nunca deba escribir más sobre ella.
      Un beso.

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