Su marido demoraría su regreso, ya que se marchó a correr batallas por tierras del Norte. Ella necesitaba encontrar la llave de aquel candado. En una semana anunciaba su llegada el Señor de Roca Dragón y este desenvainará su enhiesta y brillante espada, blandiéndola con orgullo, dispuesto a incrustarla en ese oculto tesoro. Había rebuscado por todo el castillo. Incluso, estuvo dispuesta a que el herrero golpeará con fuerza sobre aquel cerrojo, pero tuvo miedo. Como último recurso acudiría al monasterio cercano, habitado por monjas de clausura. Ellas siempre le habían confesado conocer todos los secretos sobre la castidad.
microcuento.es/cuentos-cortos/ para el mes de MAYO/19
jajaj, qué bueno. El mito de ese cinturón de castidad, qué de malas ideas ha provocado :-)
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde
Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarFeliz noche.
Besos