domingo, 29 de octubre de 2017

MI HERMANA, MAMÁ Y YO



   Ahora que ha pasado un tiempo debo de ir a casa de mamá para ahuyentar todos los fantasmas. Sé que volverán los recuerdos, los miedos…

   Entro, todo está igual, tal como lo dejé la última vez que estuve aquí. En la cocina en el escurreplatos las tazas de mamá y de mi hermana María. Metida en la alacena, la mía. Sobre el aparador del comedor una gran fotografía de ella y en cada hueco de la estantería imágenes suyas, su vida día a día. Abro un cajón y allí, dentro de una bolsa de plástico, siguen las mías. 

   Subo la escalera. Su cuarto está limpio, luminoso, impoluto, con la cama recién hecha y el armario arreglado con su ropa. Enfrente el mío, con la puerta cerrada, las persianas bajadas, el armario vacío y sobre el somier un desnudo colchón.

   Toda la casa huele a ella. Mamá sigue esperando su regreso. Siempre me acusó a mí de su marcha. Ahora que yo he hecho lo mismo, nada ha cambiado. La culpable de todo sigo siendo yo.

   Solo le diría una cosa a mamá, María está junto a mí… en el cementerio. 


Dibujo: Willie Hsu


2 comentarios:

  1. Inquietante micro, Javier. La muerte no parece resolver todos los conflictos en vida. Un abrazo!

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    1. Gracias , David, por tu comentario. Sí, la protagonista para su madre no importa nada, ni antes ni después de muerta.
      Un abrazo.

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