Mi mirada quedó cautivada por lo que se mostraba debajo de aquella transparencia de su vestido. Mis manos ardían en deseo, con la esperanza de poder acariciar aquella piel suave, tersa… Era una noche más, una aventura más.
Mi cuerpo entró en ebullición cuando, con desprendimiento y sensualidad, se despojó de todas sus prendas, mostrándome completamente su interior… entonces todo se me vino abajo y, con amabilidad, le dije que me dolía la cabeza. Había descubierto que ella era él.
Wow el cierre es impresionante y sorprendente . No todo es lo que creemos . Un abrazo Javier .
ResponderEliminarMuchas gracias, Edith, por tu visita y comentario.
Eliminarun abrazo.