El crujir de las hojas les recuerda lo solos que están. Mira a través de las rendijas de la persiana y ve al perro de los vecinos husmeando por el jardín. Vuelve a sonar el timbre. Para no escucharlo, se esconden bajo la cama. Con una mano, le tapa la boca a su hermana; con la otra, la suya. No quieren desobedecer a mamá, que siempre les dice: “No me molestéis si estoy durmiendo. Nunca abráis la puerta”.
Regresa el silencio. Respiran. Aunque cada vez les cuesta más, desde que mamá cerró los ojos y comenzó después ese olor nauseabundo.
(Finalista en el III Concurso de Microrrelatos-2017 de Godella (Valencia))
Ufff, crudo texto esta vez, Javier. Mucho más cuando hay niños por el medio, soportando con su inocencia los errores de los adultos. Muy buen texto. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manoli, por tu visita y tu comentario.
EliminarDurante el fin de semana visitaré los blogs de los compañeros participantes.
Un abrazo.
Un buen micro que encaja con esta proximidad de la fiesta de difuntos y todos los santos o del Halloween anglosajón, ya que no le faltan los ingredientes necesarios para producirnos ese escalofrío en la espalda o regalarnos un estupendo micro de terror.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte, Javier, en esta nueva convocatoria del concurso.
Saludos cordiales.
Muchas gracias, Estrella, por tu visita y tu comentario. Gracias por tus deseos. Durante el fin de semana te devolveré la visita.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Javier! Es la primera vez que leo un trabajo tuyo. Soy un enamorado de los micros. Me gusta el género porque muestra mucho más de lo que se narra. Y este logra con creces el objetivo. ¡Mucha suerte ! en el concurso.
ResponderEliminarAriel
Ariel muchas gracias por tu visita y tu comentario. Me alegra que te haya gustado. Si participas durante el fin de semana visitaré tu blog.
EliminarUn abrazo.
Que buen micro Javier, duro y a la yugular.
ResponderEliminarFelicidades.
José
www.cuentoshistoriasyotraslocuras.wordpress.com
José, muchas gracias por tu visita y tu comentario.
EliminarUn afectuoso abrazo.
Tremendo micro Javier. Nada hace sospechar el duro final que nos espera, para el que por otro lado nos das pistas (no abrais la puerta, no me molesteis mientras duerma), sin duda los niños temen a su madre, o temían mejor dicho. Te deseo mucha suerte en el concurso. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y comentario, Jorge.
EliminarSi participas durante el fin de semana te devolveré la visita.
Un abrazo.
Muy buen micro Javier, es tremendo lo que se puede adivinar en tras una puerta. Suerte en el concurso. Un abrazo
ResponderEliminarGracias MªCarmen por tu visita y tu comentario.
EliminarUn abrazo.
He vuelto a leer este relato para poder hacer una valoración para la votación y aparte de que me ha parecido muy bueno , he recordado esa frase de inicio que yo también hice un relato con esa frase para el concurso de relatos en cadena de la Cadena Ser. Un abrazo
EliminarMªCarmen, tienes toda la razón, de ahí es este relato. Pero como verás en otros lugares saben apreciarlo más. Nunca hay que tirar a la basura nada de lo que escribimos.
EliminarUn abrazo.
Julio David, muchas gracias por tu visita y tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los niños, criaturas inocentes, siguen al pie de la letra las indicaciones de su madre... cuando estaba viva.
ResponderEliminarMuy bien micro!
Un abrazo.
Muchas gracias, Josep por tu comentario.
EliminarSí, los niños son muy obedientes.
Un abrazo.
Duro microrrelato, Javier. Me pregunto hasta cuándo durará la obediencia de los dos pequeños.
ResponderEliminarUn saludo y mucha suerte.
Gracias por tu comentario, Bruno. Pues pienso que la obediencia seguirá hasta que el olor se haga insoportable y llame la atención de los vecinos.
EliminarUn abrazo.
Muy logrado el micro, Javier, encantada de "conocerte" gracias a la iniciativa de David. ¡Suerte en el concurso y un abrazo!
ResponderEliminarEva, muchas gracias por tu visita y tu comentario. Si participas en esta genial iniciativa de David, este fin de semana te visitaré.
EliminarUn abrazo.
¡Juer Javier! Lo has bordado, qué buen micro.
ResponderEliminarA veces creo que quienes no escribimos cortos somos injustos con los micros, porque se presupone que tiene más trabajo un relato largo, que se requiere más tiempo y esfuerzo. No es justo meternos en el mismo saco, son esfuerzos diferentes. Los micros requieren de grande dosis de ingenio para sorprender en un corto recorrido.
El tuyo, repito Javier, es excelente.
muchas gracias, Tara, por tu visita y tu comentario. Yo me siento de momento incapaz de realizar un relato más largo de 500 palabras, espero aprender de vosotros.
EliminarEste fin de semana te visitaré.
Un abrazo.
Muy buemo.Impacta. Saludos
ResponderEliminarBetty, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Hola, Javier.
ResponderEliminarDuro y redondo texto, amigo, que te deja noqueado por todo lo que cuenta en tan pocas palabras. Muy bueno.
Te deseo suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Patxi.
Muchas gracias, Patxi, por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Un micro que impresiona, bien hilado. Contundente.
ResponderEliminarTe deseo suerte en tu participación en el concurso de +G de "El tintero de Oro" promovido por el escritor David Rubio, en su blog "Relatos en su tinta
Muchas gracias por el comentario.
EliminarUn abrazo de letras.
Gracias, Javier, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarGracias siempre a ti, David, por esta estupenda iniciativa del Tintero de Oro.
EliminarUn abrazo.
Un micro estremecedor, Javier. Logras dejarnos con una sensación de perplejidad y angustia por esos pobres niños.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Mirna, por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Durísimo. Muy impactante.
ResponderEliminarMarta, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno por lo crudo y doloroso del tema.
ResponderEliminarUn abrazo Javier
Puri
Puri, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Javier, un micro que narra una historia terrible, pero por desgracia muy real. Excelente micro.
ResponderEliminarTe deseo muchísima suerte en el concurso,
Besos muy apretados.
Pilar, muchas gracias por tu comentario. Como tú dices la historia puede ocurrir en la realidad, hace pocas semanas en la prensa salió una noticia parecida.
EliminarMuchos besos.
Muy buen micro Javier, duro e impactante.
ResponderEliminarHas abierto una ventana con pocas palabras, pero la historia es inmensa.
Mucha suerte.
Un abrazo.
Irene, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Buenos chicos! Difícil decir más con tan pocas palabras. Enhorabuena, buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
David, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
cuando la obediencia absoluta se vuelve un problema.
ResponderEliminarLas ordenes hay que darlas en su justa medida y sabiendo las consecuencias que puede llegar a acarrear su fiel cumplimiento.
tremendo e impactante.
Un abrazo y suerte Javier.
Francisco, muchas gracias por tu comentario. En ocasiones los adultos no nos damos cuenta que los niños pueden seguir al pie de la letra lo que les digamos.
EliminarUn abrazo.
Que buen micro Javier! Crudo y triste... por la forma que que esos chicos perderán esa inocencia y por todo lo que les acarreará de por vida, seguramente. Un abrazo y suerte
ResponderEliminarYeruti, muchas gracias por tu comentario. La inocencia infantil les hace seguir las ordenes de su madre, sin darse cuenta de la realidad.
EliminarUn abrazo.
Un micro muy bien estudiado. Intrigante hasta un final que te deja helado
ResponderEliminarSuerte y saludos
Paola, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Un escalofriante relato que te deja sobrecogida porque además, no me parece demasiado improbable que se pueda producir.
ResponderEliminarMuy bueno. Suerte en el concurso.
Un beso.
Rosa, muchas gracias por tu comentario. No hace muchas semanas salió en la prensa una noticia parecida, en la cual unos niños estuvieron viviendo con los cadáveres de sus padres.
EliminarUn abrazo.
Me gusta. Buen relato. Quizá la frase de inicio "El crujir de las hojas les recuerda.." quedase mejor con singular "le". Si no pudiera creerse que el narrador anda perdido.
ResponderEliminarGracias
Kendall, gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Me has dejado con el corazón encogido, Javier. Qué duro y qué bien escrito. Felicidades y suerte en el concurso
ResponderEliminarAna, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Hola Javier.
ResponderEliminarImpactante relato. Muy bien logrado.
Aunque... ¿estás seguro de que niños tan obedientes existen de verdad? jejeje ;)
Me encantó.
Nos leemos.
Un abrazo.
Gracias, Jean, por tu comentario. Piensop que sí, que hay niños tan obedientes.
EliminarUn abrazo.
Hola Javier, uf, estremecedor y con esa imagen se aprietan las palabras hasta ahogarte. Te imaginas a los niños encerrados y esa madre muerta...El título dice ya bastante. Un abrazo
ResponderEliminarEmerencia, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Un micro estremecedor, Javier, y qué bien puesto está el título. ¡Muy bueno!
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el concurso.
Julia, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Espectacular. Corto, conciso y con un giro que deja sin aliento al final.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Cyn, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Fantástico, fantástico.
ResponderEliminarFelicidades y suerte en el concurso.
Rocio, muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Hola, Javier, me ha parecido un micro muy bueno, tremendo por lo cercano que está de la realidad. Me viene a la memoria la triste noticia de esos tres hermanos que sin saber que los padres estaban muertos en otra habitación trataban de hacer, en este caso, una vida normal. Suerte en el concurso. Abrazos.
ResponderEliminarLana, muchas gracias por tu comentario. En ocasiones la realidad supera a la ficción. Cuando salió esa noticia este relato ya estaba escrito y me impresionó verlo allí reflejado.
EliminarUn abrazo.